miércoles, 23 de septiembre de 2009

Jueves, 16 de Agosto de 2007.

Tengo un dolor de cabeza que me está matando, estoy con una maldita cantidad de trabajo e intento dar alguna explicación al respecto, no puedo te juro que no puedo, así no puedo amar...Me da impotencia...Quiero tantas cosas y no puedo, mi tiempo es escaso dentro de esta forma de vivir...

Me carga ser literal, pero dentro de esta máquina me es imposible armarme de energías para elaborar un discurso, solo me alcanza par hacer una breve descripción de esta metamorfosis que me afecta y nunca he querido, ni querré…

Mi reflexión se basa en lo siguiente:

Creo tener claro que la vida es una sola, por ende mi propósito es ser feliz la mayor cantidad de tiempo posible, desde que entre a la maquina siento que que he dejado de ser feliz, mis momentos felices se han vuelto sumamente escasos ya que se me ha privado de la libertad, libertad de sentir, oler, mirar, tocar…Todo se ha vuelto predecible y planificado y si antes hubo algo que me hizo regocijarme de felicidad fue justamente lo contrario, la espontaneidad, lo no predecible…

No puedo pensar otra cosa que esta máquina funciona a costa de la sumisión de las personas, está todo pensado para adormecernos y volvernos a lo más básico, un especie de cavernícolas contemporáneos, no cabe la poesía, no existen las metáforas, todo se vuelve contra el tiempo y al final lo único que importa es saciar nuestras necesidades de la maneras más fácil y práctica posible. Inclusive el amor, todo lo comienzas a mirar por conveniencia, se acabó el romanticismo, ya solo te preocupa que la persona que pretendes amar encaje en tu contaminado mundo…no es como debería ser, que el amor sea tu motor y las demás actividades las adaptas a tú amor, es todo muy por el contrario basas todo en el maldito dinero, comienzas a planificar todo, inclusive los hijos, lo más maravilloso que te puede pasar, concebir vida, un acto que debería nacer del más puro de los sentimientos en un arrebato de pasión en el momento en que menos lo esperas, porque claro es algo natural, al igual como van creciendo las hojas de un árbol ubicándose libres y delicadamente en el lugar preciso, donde nadie jamás pensó y aunque quisiera sería imposible para un hombre igualarlo, porque el árbol fue libre no planificó nada. Es capaz de mantenerse toda una vida en el mismo lugar y cada primavera ser igual de bello porque es su naturaleza...

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